¿Qué significará escuchar las plegarias y confesiones de
los feligreses día tras día? El buen padre, he de pensar, dedica no solo su
atención si no su afecto (aquel de un pastor a sus ovejas, para ponernos
evocadores) y ciertamente tendría que abrir su corazón a los problemas ajenos.
Claro que gracias a la naturaleza humana de estandarizar todo (para después
quererlo renovar) ya hay un proceso establecido durante las confesiones,
incluso soluciones para el creyente listas en 5 minutos.
Un par de aves marías, consejos morales y recordar que si
no la has regado tanto aún, Dios te recibe en su infinito amor.
Y toda solución es válida, para aquel que mejor le
funcione. Un ateo quizás busque un terapeuta, un confundido turista quizás vaya
a un templo oriental y pruebe suerte con las otras manifestaciones divinas. Yo
siempre he creído que Dios existe, de una u otra forma, como concepto gestado
por el consciente colectivo humano, como verdadera deidad sin forma e
omnipresente, así como una fuerza creadora absoluta y manifestada (el evento
Big Bang por ejemplo, que para eso también ya hay una doctrina para
estandarizar ese tipo de creencias). Las mismas personas que buscan
fervientemente negar su existencia- ya sea que se trate de jóvenes que busquen
identidad o académicos- lo nombran, y en la palabra, es donde el ser humano
crea la nada a partir de la nada. Importa tanto lo que yo crea o lo que los
demás crean tanto como el hecho de respirar en un planeta con suficiente
oxígeno como para no habernos ahogado ya.
El ser humano siempre busca creer en algo, a largo o
corto plazo, a medias o múltiples creencias a la vez. Es parte de su
superviviencia al no poder vivir solamente en el presente (como digamos, un pez
betta) y crearse el concepto del pasado y futuro. Veo cuando grupos de personas
discuten (o incluso pelean y agreden verbalmente) cuando de creencias
teológicas se trata, y quizás esa sea su verdadera creencia: No es si creen en
Dios o no, creen en que dialogar al respecto les da parte de la convicción que
quizás necesiten en sus vidas. La seguridad y satisfacción mental que se
originó cuando el ser humano construyó ciudades y armas para eliminar la
amenaza de las bestias salvajes, ahora la única bestia que queda es la
interior, aquella que se origina en los malos momentos de la vida y busca
exteriorizarse, amenazando con la vida del creyente. Creyente de lo que sea.
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