19/1/14

¿Y ahora que?

Pues que me doy cuenta que aquí anda flotando este blog, en el inmenso vacío del olvido.
Y es por la falta de constancia y contenido que no sucede nada. Así que vamos a aprovechar esto, este espacio carente de vida y vamos a llenarlo de lo que mi pispireta mente se le pueda ocurrir.
Esto será a primeras cuentas un ejercicio, una prueba de movilidad creativa y ver que tanto puedo hacer y escribir. Un reto personal que igual y derive en algo que le pueda interesar a alguien más.

Así que hablare de cómics, webcomics, películas y de los personajes que los habitan. La forma en que percibo y hago historieta, chácharas y cosas que me gustan, etc. Y crónicas de vida de otro tipo más al que le gusta dibujar, pasó imaginando historias camino a la escuela, en la regadera, "escuchando" a los profes y llenando las esquinas y partes de atrás de las libretas de garabatos hechos con bolígrafos.

Después de pasar el proceso ritualístico de exponer una tésis y graduarme, pasé a la etapa del joven adulto que entra en el maravilloso mundo laboral. Dándome cuenta las nuevas dificultades en un trabajo que no perdona horarios, y sus mismas ventajas de proveer dinero que no sea el de tu propia familia. Me dí cuenta que tenía menos tiempo y más cansancio de dibujar, y por lo tanto, incluso para hacer un boceto, requería mas temple y decisión en hacer las cosas. Noté que no basta que gustar o querer algo, hace falta decidirse a hacerlo. Y hacerlo no solo una vez, sino varias, constantemente. Y algo bonito que veo en dibujar es que es un oficio absolutamente directo: Si no dibujas, se nota en esa ausencia, no practicas y se ve en lo repetitivo de lo que haces; y sobre todo, si no disfrutas y buscas más en la vida, tus imágenes (y narrativa si haces cómic) carecerán de brillo y carísma.

A como pude, durante ese tiempo de mi primer trabajo, dibujé y continué un webcomic, hasta que la pereza ahogó la constancia y lo abandoné por casí un año. Fue apenas que me mudé a otro empleo, con un horario un poco mas estable, que agarré una rutina conveniente: cada mañana paso primero a sentarme en una butaca y dibujar por al menos media hora, antes de proseguir mi camino a la chamba. Es muy poco tiempo, no alcanzo a dibujar tanto, pero en esa constancia del día a día me a permitido retomar el hábito de dibujar y seguir mi lento camino a ser comiquero-ilustrador-no sé.


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